CAOS COMUNISTA PLANIFICADO

 

En sólo cuatro años, socialistas, comunistas, los social confusos más la derecha gallina se han puesto de acuerdo para convivir y defender a los corruptos. Elite que ha estado dominando al Perú, una amalgama de grupos de poder mediático con lógica de virus, sin respeto por la vida humana y las libertades, y para quienes la patria, la religión, la familia, y la propiedad privada, son estorbos para destruir.

Aquella “casta gobernante” que sólo ve por su propio beneficio y convoca a marchas vía canales de televisión, usa como “software” de control psicosocial al “socialismo cool”, el posmarxismo cultural, el globalismo, la ideología de género, e impulsa el aborto como método para disminuir la natalidad global; ahora quieren cambiar la Constitución del año 1993.

Los actos de guerra en forma de disturbios y saqueos que estallaron la semana pasada en todo Perú, han aumentado constantemente desde las elecciones de 2016. La anarquía que se desarrolla en la primera línea de este malestar juvenil es el resultado de la adopción de ideas radicales que son la antítesis de la promesa de libertad.

En cada protesta, los elementos marginales comunistas están emergiendo desde las sombras, envalentonados por los medios sesgados y la autonomía de los tapabocas, tanto literales como figurativas. Hace 20 años fue Venezuela, en 2018 se sumó la juventud chilena, la turba provocó incendios en Ecuador, en Perú con dos muertos, que ahora sabemos que eran delincuentes comunes, eso sí además no los mató la policía, tuvo que ser alguien dentro de las filas comunistas, típico de estas acciones subversivas teledirigidas desde afuera y con el apoyo político de la ONU, el Foro de Sao Paulo, el Grupo de Pueblo, Foro Económico Mundial de Davos y miles de ONGS financiados por George Soros.

Casi nada queda de las protestas estudiantiles sinceras, legítimas y populares, pretextos sobran para las asonadas violentas y destructivas, dirigidas por malos actores, periodistas mermeleros y figuretis dizque “influencers”, dispuestos a capitalizar las tensiones subyacentes que se están gestando en todo el país, para volverse millonarios con la revolución bolivariana, socavando la democracia y los valores occidentales.

La conexión universitaria y el cambio de constitución del 93

Alguna vez bastiones de la educación superior y el debate, las universidades y algunos colegios han abandonó la búsqueda de la verdad por la búsqueda de la justicia. En la superficie, estos dos conceptos pueden parecer congruentes, pero este cambio de enfoque lejos del aprendizaje superior ha creado un cuerpo estudiantil intolerante cuyas ideas son cada vez más fomentadas y reforzadas en el vacío.

Las universidades han dado un giro muy duro hacia la izquierda radical durante el último medio siglo y los estudiantes, una vez animados a aprender y pensar de forma independiente, son cada vez más preparados como activistas de los males percibidos y los movimientos de justicia social. Este marco de activismo está incrustado en la academia, especialmente en las humanidades, donde campos como la teoría crítica abogan por una cosmovisión que reduce la interacción humana a una mera lucha por el poder, una lucha fundamental entre el opresor y el oprimido, rico contra pobre, familia versus estado, matrimonio civil por matrimonio LGTB.

La insistencia febril y dogmática de que las ideas de la libertad, la vida y la propiedad privada no tienen cabida en los institutos de educación superior ha encontrado poca resistencia entre el profesorado y la administración, a tal punto que grupos estudiantiles comunistas parecen dispuestos a imponer “reformas” o una “nueva constitución socialista”. Si estas exigencias y chantajes en todo o en parte acaban siendo aceptadas como si fueran la solución a los problemas económicos sociales y se convierten en una convocatoria a una Asamblea Constituyente, el ataque que esto va a significar para las libertades en el Perú será pavoroso.

Propensión a la violencia

Pretender redactar una nueva constitución es el esfuerzo totalitario mas grande desde los peores momentos terroristas de sendero luminoso, jamás ha habido una amenaza tan clara de acabar con las libertades constitucionales, la creación de riqueza, reducción de la pobreza la defensa de la vida, la propiedad y la familia. No crean ustedes que no saben por donde van, los comunistas estudiantiles saben quien es el enemigo, ellos afirman que la constitución del 93 es fujimorista, vendepatria, excluyente, capitalista, xenófoba, racista, homofóbica, machista, ellos quieren imponer una constitución socialista para conmemorar el bicentenario de la declaración de independencia.

Estamos en una guerra cultural contra el globalismo comunista. Estamos de pie para avanzar defendiendo la libertad, la vida y la propiedad privada. Estamos listos para señalar el camino equivocado, con carteles digitales para indicar “los cazabobos” en el sendero luminoso de los comunistas.

Insisto este país no ha conocido una ofensiva social comunista desde los años oscuros del terrorismo senderista, donde la violencia ha sido alentada y tolerada en nombre de la justicia social, la anticorrupción y en contra la constitución fujimorista. Esto es intolerable, pero indica donde estamos, indica que estamos en guerra. 

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