HARVARD EN LLAMAS

 

Se ha comentado mucho en los medios, sobre la destitución de Claudine Gay del cargo de rectora de la Universidad de Harvard. Los comentarios van desde el tedioso y predecible crujir de dientes de los socialistas y comunistas de que el racismo y el sexismo fueron la causa, organizada (naturalmente) por la ultraderecha norteamericana, que han hecho del plagio un “arma” en su “guerra contra la educación inclusiva y militante”. Voces más suaves han expuesto los argumentos y objetivos a favor de la destitución de Claudine Gay: el plagio, la ausencia de claridad moral, su mediocridad académica y su vigorosa defensa de una ideología destructiva. 

La expulsión de Gay no cambiará el rumbo de la podredumbre de la ideología DEI que impregna las universidades en todo el mundo. El estreñimiento es un síntoma, no la enfermedad. Para las universidades peruanas o norteamericanas, el asunto Gay es significativo porque pone de relieve un problema más profundo: Los profesores y estudiantes, que supuestamente son la razón de ser de la academia, se han vuelto completamente irrelevantes. Peor aún, no hay manera creíble de que los “SENEDUS” puedan limpiar y sacar la basura “académica y administrativas” de las universidades. Los promotores y voceros de la “diversidad, equidad e inclusión” en Harvard, no fueron derrotados, por el contrario, controlan el Consejo de Administración, órgano administrativo que representa el bien público, aprueba la misión y los objetivos de la universidad, supervisa de modo general todos sus programas, su situación económica y el “buen orden” del campus.



Por eso, Harvard está en llamas y no tiene bomberos. En medio del escándalo por plagios, un grupo de estudiantes judíos de la universidad presentó una demanda contra Harvard, acusándola de permitir el antisemitismo y de aplicar selectivamente sus propias políticas para evitar proteger a los judíos del acoso. “Harvard permite a los estudiantes y profesores defender, sin consecuencias, el asesinato de judíos y la destrucción de Israel, el único país judío del mundo”, afirma la demanda del estudiante Alexander Kestenbaum. Mientras tanto, “Harvard exige que los estudiantes tomen una clase de capacitación que les advierte que serán disciplinados si se involucran en sizeismo, gordofobia, racismo, transfobia u otro comportamiento desfavorable”.

La demanda también enumera una multitud de otros incidentes de acoso y ataques contra estudiantes judíos antes del 7 de octubre 2023, incluidas manifestaciones antiisraelíes, vandalismo en Harvard Hillel (el catalizador de la vida judía en la universidad) y materiales educativos antisemitas. Estas denuncias nos recuerdan la vida universitaria en el Perú durante los años del terrorismo de sendero luminoso.

Por mis antecedentes de lucha contra la corrupción en la UNAC, seré honesto: daría la bienvenida a casi cualquier curso de acontecimientos que termine en la humillación pública y la renuncia de una pseudointelectual como Claudine Gay. Nunca han publicado un artículo, ni siquiera uno plagiado, que realmente importara a otros académicos. Gay al igual que otros “profes” en Perú, consiguen su trabajo, no por mérito, sino porque marcan una casilla DEI y son funcionales al socialismo globalista. Gay no es un caso atípico o extraño en la universidad norteamericana, ella representa un sistema universitario que premia la mediocridad.

Profesores de izquierda, derecha, inclusivos y diversos deben producir investigaciones que puedan resistir el escrutinio de “sus pares”, o de sus enemigos políticos. No puedo dejar de recordar cuando la Comisión de Derecho de Autor de INDECOPI mediante Resolución N°0249-2014/CDA-INDECOPI del 21 de abril de 2014, sanciono con una multa de 5 UITs y declaró fundada la denuncia iniciada de oficio contra el Decano FCA UNAC Moreno San Martín y otros profesores, por infracción al derecho moral de paternidad y al derecho patrimonial de reproducción. Desde entonces estoy convencido que una mafia liderada por rectores y profesores como Claudine Gay está tan extendida que un escrutinio con www.turnitin.com tiene el potencial de derribar a docenas o incluso cientos de académicos y rectores de universidades.  De principio a fin, conozco los incentivos que promueven la corrupción en las universidades.

Los crecientes presupuestos públicos destinados a las universidades públicas en todo el mundo y el poder que tienen las autoridades académicas y administrativas han cambiado drásticamente el panorama de incentivos y desincentivos en todo el panorama académico internacional. En las ciencias, por ejemplo, los incentivos ya no recompensan el descubrimiento. Más bien, las recompensas fluyen hacia la “productividad científica”, evaluada mediante métricas como el número de publicaciones (plagios), subvenciones, etc. Todas de dudosa relevancia para el descubrimiento científico. Las universidades públicas o privadas en Estados Unidos o Perú están controladas por castas políticas que se reeligen periódicamente vía elecciones universitarias, con el fin de aprovechar y disfrutar de piscinas llenas de dinero como las de Harvard.

El escándalo en Harvard tendrá consecuencias globales, la universidad está en un terreno fangoso de mercantilización y mediocridad. En este escenario, los resultados, la transparencia y las prácticas éticas son muy dudosas, toda una historia de misión institucional (investigación, enseñanza y servicio) hace mucho que están bajo fuego, fuera de control.

Entonces, ¿la derecha o los globalistas políticamente correctos salvaran la universidad? Sugiero, ellos no solucionaran el problema. Las Asambleas y Consejos Universitarios, incluidos rectores y decanos no cambiarán, ni tampoco lo harán los profesores, porque simplemente no hay recompensas por regresar a la misión principal de las universidades: la erudición.  El dinero, la ideología DEI y el poder han producido una reacción en cadena de mediocridad y servidumbre en Harvard y en universidades de fraude continuo, diverso, inclusivo y equitativo “entre pares”.

Harvard está en llamas, el respeto académico a sus profesores y egresados que inspiraban entre las personas comunes y corrientes se ha erosionado hasta tal punto que podría desaparecer. Miles de jóvenes admiran y luchan por alcanzar una vacante en la UNI, UNMSM, UNAC, ser cachimbo y primer puesto es reflejo de excelencia, el título profesional te da un estatus. El problema es que el estatus sin excelencia es un activo que se agota rápidamente, en especial cuando el precio que cobra Harvard es exorbitante. Esa es la realidad académica estadounidense. Pagar mas de 600 mil dólares por una carrera universitaria, con especialidad en DEI es un precio demasiado alto. Es un fraude.   


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