ILUSIONES Y FALSAS PROMESAS DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
En los últimos dos años el concepto de inteligencia artificial y sus aplicaciones están en los medios de comunicación como algo inevitable. La idea de que los algoritmos pueden “pensar” se ha convertido en un mito generalizado, una fantasía de ciencia ficción. Sin embargo, la realidad es mucho menos impresionante, hay errores, ilusiones y falsas promesas que debemos tener en cuenta. Vea mis videos para una explicación mas detallada al respecto.
Los medios de comunicación globalistas son cajas de resonancia publicitaria para una IA catalizadora de la “Cuarta Revolución Industrial”, una singularidad tecnológica que supuestamente cambiará todos los aspectos de nuestra sociedad para siempre. Sigo esperando el momento en que la IA haga algo significativo en términos de avanzar el conocimiento humano o mejorar nuestras vidas. El momento nunca llega. De hecho, los "gurus tecnológicos" siguen cambiando los parámetros de lo que realmente es la IA.
Fanáticos tecnológicos como Yuval Harari, hablan de la IA como si fuera el ascenso de una deidad todopoderosa. Según la orientación del viento, Harari resta importancia a la IA como una inteligencia sintiente. Argumenta que no necesita alcanzar conciencia de sí misma para ser considerada un ser superior o una entidad viviente. Incluso sugiere que la imagen popular de una IA tipo Terminator con agencia y deseo individuales no es una expectativa legítima.
En otras palabras, la IA tal como está hoy no es más que un algoritmo sin mente y, por lo tanto, no es IA. Pero, si cada aspecto de nuestro mundo está diseñado en torno a infraestructuras digitales y se le enseña a la población a tener una fe ciega en la “infalibilidad” de los algoritmos, con el tiempo se convertirán en los dioses robot que los globalistas como Harari desean tan desesperadamente. Es decir, el dominio de la IA solo es posible si todos "creen" que la IA es legítima.
El atractivo de la IA para la gente común es la promesa ilusoria de liberarse de preocupaciones y responsabilidades, es decir no trabajar. Suena bonito utilizar algoritmos para ayudar a los profanos a hacer cosas que antes no podían hacer, como crear sitios web, editar ensayos, hacer trampa en los exámenes universitarios, crear material gráfico y contenido de vídeo de mala calidad, etc. Las aplicaciones útiles son pocas y distantes entre sí. Por ejemplo, la afirmación de que la IA está "revolucionando" el diagnóstico y el tratamiento médicos es exagerada. Uno pensaría que si la IA es tan poderosa en su capacidad para identificar y tratar enfermedades, ya sería reailidad la sobrevivencia para los enfermos con un cancer turbo.
Es muy pronto para afirmar la IA está generando beneficio a una escala más amplia. Como mucho, parece que será útil para quitarles trabajo a los desarrolladores web y a los empleados de los autoservicios de comida rápida. La idea de que la IA va a crear un renacimiento robótico del arte, la música, la literatura y los descubrimientos científicos es una completa fantasía. La IA ha demostrado ser nada más que una herramienta de falsas promesas, y por eso muy peligrosa.
En mi video sobre inteligencia artifical aplicado a los hoteles, comento sobre servicios de análisis de datos y a partir de ahi, "aprender y adaptarse" a las necesidades de los clientes. La apariencia de una gestión hotelera más facil con IA, no significa que todo sea mejor. Suponer o ver a la IA como la máxima acumulación de conocimiento humano; una biblioteca enorme o un cerebro digital que hace todas las búsquedas y piensa por ti. ¿Para qué ir a la universidad cuando la IA “lo sabe todo”? Excepto que esto es mentira.
La IA no lo sabe todo; solo sabe lo que sus programadores quieren que sepa. Solo te da la información que sus programadores quieren que tengas. Piénselo de esta manera: si todo el mundo empieza a recurrir a la IA para obtener respuestas a todas sus preguntas, todos recibirán exactamente las mismas respuestas y llegarán a las mismas conclusiones. No existe nada parecido a una IA autónoma; la IA no necesita adquirir conciencia ni manejar un ejército de robots asesinos para causar un gran daño a la humanidad. Todo lo que tiene que hacer es ser lo suficientemente conveniente para que ya no nos importe pensar por nosotros mismos.
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