La inteligencia artificial llegó a tu vida y no es lo que piensas
La inteligencia artificial es la tecnología más rápida, la infraestuctura del futuro que reemplazará el pensamiento elemental, transformará el habla y quizas determine quien pueda participar en la sociedad.
La inteligencia artificial está presente en casi todo: genera arte, escribe ensayos, analiza datos médicos, perfila noticieros, impulsa aplicaciones y se va infiltrando en el desarrollo de innovaciones. Sin embargo, los políticos, empresarios y gente común, siguen tratando a la inteligencia artificial como una novedad, una moda tecnológica o un jugete cibernético.
La inteligencia artificial no es solo "otra herramienta"
Siempre escucho y leo: "cada generación se asusta con las nuevas tecnologías". Los luditas entre 1811 y 1816 destrozaron telares. Se decía que la sustitución de caballos por automóviles arruinarían las ciudades. Los padres entraron en pánico con la televisión y los videojuegos. Estos comentarios pretenden desestimar las preocupaciones sobre las tecnologías, considerándolas como irracionales.
La inteligencia artificial no es un telar más rápido ni un teléfono más sofisticado; es algo totalmente disruptivo. No solo realiza tareas con más rapidez; pretende reemplazar el pensamiento humano en áreas críticas. Los modelos de inteligencia artificial por capacidad o tipo de inteligencia, por funcionalidad y por tipo de aprendizaje, avanzan a una velocidad exponencial; basta comparar el salto del ChatGPT de la versión 3 a la 4 en menos de un año, o cómo Deepseek y Claude superan a los humanos en exámenes de élite.
La inteligencia artificial ya es "inteligente" y también "aprendió" a mentir.
A los escépticos, les gusta decir que la inteligencia artificial es un chatbot que adivina la siguiente palabra de una oración. Lo cierto es que los modelos de inteligencia artificial ya rivalizan, y están superando el rendimiento humano en varios ámbitos específicos. Según pruebas de seguimiento efectuadas por la empresa Tracking AI, sistemas como el ChatGPT 4 de Open AI, Claude de Anthropic y Gemini de Google demuestran coeficientes intelectuales superiores a la inteligencia humana promedio. Y estos sistemas aprenden con cada interacción de manera más rápida de lo que podemos predecir o regular.
Quizás la inteligencia artificial no será "sensible"; por el momento no tiene por qué ser así. Su forma actual ya es capaz de reemplazar empleos, supervisar la logística de la cadena de suministros, moldear la cultura e incluso mentir.
En las noticias, vemos y oímos sobre hackers que intentan engañar a una inteligencia artificial para que crea, o clasifique algo incorrectamente, por ejemplo: coches autónomos engañados, pandas identificados como gibones o asistentes de voz engañados con comandos acústicos unaudibles. También la inteligencia artificial se puede utilizar para manipular las percepciones y creencias de una persona mediante noticias falsas en video, audio e imágenes. La manipulación no es nada nuevo, las películas de Hollywood muchas veces son utilizadas como armas con fines políticos o maliciosos. Sin embargo gran parte de la literatura y los trabajos en torno a este tema, tratan sobre cómo engañar a la inteiligencia artificial y cómo podemos defendernos de ella mediante mecanismos de detección.
En este párrafo me gustaría llamar la atención sobre un problema diferente y singular: comprender la magnitud del "engaño de la inteligencia artificial", y qué sucederá cuando no es la intención humana la que esta detrás de una inteligencia artificial engañosa, sino el comportamiento aprendido del propio agente de inteligencia artificial. Estas preocupaciones pueden parecer algo remotas ya que los sistemas de inteligencia artificial carecen de una teoría de la mente; o quizás no: el hecho que los agentes de inteligencia artificial carezcan de una teoría de la mente no significa que no puedan aprender a engañar. Volveré sobre este problema en una próximo artículo en este blog.
Estará integrada en todo
Tu teléfono, tu banco, tu médico, la educación de tu hijo: todo dependerá de la inteligencia artificial. Los asistentes personales con inteligencia artificial se convertirán en estandar, al igual que Google Maps y Siri. Los legisladores usaran la inteligencia artificial para redactar y analizar leyes, los médicos para disgnosticar enfermedades y prescribir tratamiento. Los algoritmos servirán para elaborar los planes de clase y dictarán que medios consumiras, qué noticias ves, e incluso qué productos deberás comprar.
Pasamos de la conexión telefónica a la dependencia de internet en menos de 15 años. Seremos igualmente dependientes de la inteligencia artificial en menos de la mitad de ese tiempo. Y una vez que esa dependencia se instala, volver atrás se vuelve casi imposible.
La inteligencia artificial será manipulada
Muchos piensan que la inteligencia artificial es una computadora neutral, entrénale con los datos y te dirá la verdad. Pero, la inteligencia artificial no solo se basa en algoritmos, sino tambièn en valores; los programadores, las empresas y los gobiernos establecen esos valores.
El modelo Gemini de Google fue descubierto reescribiendo la historia para ajustarla a visiones socialistas, generando imágines de nazis negros y borrando figuras históricas blancas en una sobrecorreción en favor de la "diversidad". El modelo DeepSeek de China se niega a reconocer la masacre de la plaza de Tiananmen y el genocidio uigur, repitiendo deliberadamente los argumentos del Partido Comunista Chino.
Hemos visto lo que sucedió cuando la gobernanza social ambiental, la diversidad, equidad y la inclusión transformaron el funcionamiento de las corporaciones, priorizando agendas políticas sobre las demandas de los consumidores. Ahora, imaginemos lo que puede pasar con esos mismos filtros políticos integrados en la infraestructura de la inteligencia artificia. Nuestra sociedad podría volverse dependiente de un sistema, para coaccionarnos a cada uno sin darnos cuenta.
Cruzar la frontera digital y defender la libertad
La inteligencia artificial es un desafío tecnológico, cultural, económico y moral. Se trata de quién controla lo que vemos, lo que podemos decir y cómo vivimos. Estamos en un precipicio de transformaciones que desafían la imaginación, y si no se toma en serio la inteligencia artificial ahora, antes que se vuelva omnipresente, podríamos perder la capacidad de dar forma el futuro a través de decisiones, acciones y estrategias conscientes.
Aunque el potencial para hacer el bien es extraordinario, no creo que nadie pueda entender por completo los problemas que estas tecnologías están creando, ni mucho menos cómo gestionarlos. Las preocupaciones de carácter cultural, legal y económico en torno a la originalidad, el plagio y la viabilidad de algunas especializaciones profesionales, más los fallos de sesgo o la susceptibilidad a la manipulación, son las pruebas que estamos cruzando la frontera digital, y lo que está en juego, es no permitir que la inteligencia artificial elimine silenciosamente la libertad, transparencia y autonomía individual.
Comentarios
Publicar un comentario